Un milenio O diez siglos O cien décadas O quinientos lustros O mil años O cuatro mil estaciones O doce mil meses O cincuenta mil ciento cuarenta y dos semanas O trescientos sesenta y cinco mil noventa y un días U ocho millones setecientas sesenta y dos mil ciento ochenta y cuatro horas O quinientos veinticinco millones setecientos treinta y un mil cuarenta minutos O treinta y un mil quinientos cuarenta y tres millones ochocientos sesenta y dos mil cuatrocientos segundos Que es lo mismo
Alto ahí y a ver Que una medida temporal pueda ser treinta y una mil quinientas cuarenta y tres millones ochocientas sesenta y dos mil cuatrocientas medidas más pequeñas Dice mucho de la imaginación de Manuel Pero nada acerca de la existencia De esa especulación tan manuelística llamada tiempo
Es un lapsus insignificante Frente a un cuarto de hora Siendo mordido en los ojos O en la cara Por una rata hambrienta O a cincuenta y dos minutos Colgado de las orejas Y con un enjambre de avispas en la bragueta
Ya lo dijo Ulises o Leopoldo Bloom o el hada Melusina o Dios o Kant o Borges o Celestino Rodríguez Haro o un caracol más muerto que vivo El tiempo Como todo lo inventado por Manuel Ser mudable y fácilmente impresionable Es variable A veces llueve y a veces no Y elástico Un minuto se puede comer a varios días en menos de un segundo